En un mundo que nos exige estar conectados todo el día, contestar mensajes al instante y vivir acelerados, aparece una figura que rompe el molde: Pavel Durov, fundador de VK y Telegram, uno de los empresarios tecnológicos más influyentes —y enigmáticos— de la actualidad.
Su historia no solo es interesante por lo que construyó, sino por cómo eligió vivir su vida. Su rutina diaria y sus decisiones personales transmiten un mensaje potente: la productividad real no nace del ruido, sino del silencio.
La vida del creador de Telegram: una historia marcada por la independencia
Durov nació en 1984, en la antigua Leningrado, en una familia de académicos, y desde joven mostró un carácter reservado y una profunda vocación por la independencia. De chico vivió un tiempo en Italia y luego estudió en la Universidad Estatal de San Petersburgo.
Durante la universidad creó plataformas digitales para estudiantes —primeros experimentos que lo prepararon para algo mucho más grande.
Fundación de VKontakte (2006)

Con apenas 22 años creó VK, la red social más popular del mundo ruso-parlante (Wikipedia).
Pero crecer tan rápido tuvo un costo: las autoridades rusas empezaron a exigir acceso a datos sensibles y cierre de grupos políticos. Durov se negó a colaborar, defendiendo la privacidad de los usuarios, lo que derivó en presiones crecientes y finalmente su salida de la compañía en 2014 (Forklog).
Exilio y nueva etapa
Después de dejar Rusia, se instaló fuera del país, adoptó varias ciudadanías y comenzó a trabajar en un proyecto nuevo con su hermano Nikolai: Telegram.
Telegram y la expansión global
Fundada en 2013, Telegram creció vertiginosamente gracias a su enfoque en privacidad, velocidad y libertad. En 2025 superó los 1.000 millones de usuarios activos, según reportes de Business Insider

Telegram también dio origen al proyecto TON (Telegram Open Network), un sistema blockchain que luego continuó de manera descentralizada. (Wikipedia – TON).
Controversias recientes
En 2024, Durov fue detenido en Francia en el marco de una investigación relacionada con actividades ilícitas en Telegram, aunque la causa sigue generando debate sobre responsabilidad de plataformas. (The Guardian)
La rutina que sorprendió a Silicon Valley: dormir 12 horas y evitar el móvil
El portal tecnológico Xataka publicó una nota sobre los hábitos personales de Durov que llamó muchísimo la atención en la industria (Xataka).
1. Hasta 12 horas en la cama
No significa dormir todo ese tiempo. Muchas horas las dedica a pensar, dejando que la mente haga conexiones que no surgen bajo presión.
2. Evita usar el celular al despertar
No abre Telegram ni ninguna otra aplicación. Retrasa el contacto con estímulos externos lo máximo posible.
3. Control absoluto sobre su atención
Para él, la productividad está en elegir qué vale la pena atender, en vez de vivir reaccionando a notificaciones.
¿Qué podemos aprender de Durov?
La vida personal y profesional de Pavel Durov nos deja varias lecciones:
- La creatividad necesita espacio, no ruido. La atención es un recurso escaso, y el celular es su mayor enemigo. Dormir más no es perder tiempo, es invertir en claridad mental. Desconectarse no es retirarse, es elegir mejor cómo trabajar.
En definitiva:
La mejor tecnología es la que te ayuda a vivir mejor, no la que te secuestra la atención.
Cómo aplicar su filosofía en nuestra vida
Sin necesidad de ser CEO de una plataforma global, todos podemos incorporar pequeñas prácticas:
- Evitar abrir el celular apenas despertamos. Dormir lo que realmente necesita nuestro cuerpo. Tomar tiempos de descanso sin pantallas. Reducir notificaciones a lo esencial. Permitir momentos de “aburrimiento productivo”.
Son cambios simples, pero transformadores. Tecnología al Paso en su máxima expresión.
El mensaje final: pensar también es trabajar
Durov construyó dos gigantes tecnológicos. Defendió la privacidad aun cuando eso tuvo consecuencias personales. Innovó sin seguir las reglas de Silicon Valley.
Pero su mayor aporte tal vez sea recordarnos que la productividad no es estar conectados, sino saber desconectar.
En un mundo hiperacelerado, su rutina casi “anticuado-minimalista” suena revolucionaria.
Y quizás ahí esté el futuro: en recuperar nuestra atención.
