¿Está la IA haciéndonos más inteligentes… o más dependientes? El estudio de MIT que enciende las alarmas

Una investigación reciente del MIT ha encendido una señal de alarma sobre el uso excesivo de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT. Se trata del primer estudio de escaneo.

¿Qué descubrieron?

Durante cuatro meses, los investigadores monitorearon la actividad cerebral de 54 personas que usaban ChatGPT para redactar ensayos. Se analizaron sus ondas cerebrales (alfa y beta), sus patrones de conectividad neuronal y su rendimiento cognitivo antes, durante y después del uso de IA.

Los hallazgos clave:

  • 83.3% de los participantes no pudieron citar frases de los ensayos que acababan de “escribir” con ChatGPT. Su cerebro no lo había procesado: el pensamiento lo hizo la máquina, no ellos.
  • La conectividad neuronal colapsó de 79 a solo 42 conexiones activas. Es decir, una caída del 47% en actividad cerebral significativa.
  • Cuando se les pidió escribir sin IA, los usuarios habituales de ChatGPT obtuvieron peores resultados que quienes nunca la usaron. Una clara señal de atrofia cognitiva.

“Es como un músculo que se ha olvidado de cómo trabajar”, explican los autores del estudio.

El gran error: medir solo la velocidad

El informe del MIT cuestiona una creencia cada vez más popular: que la IA mejora la productividad. Sí, es cierto que permite completar tareas un 60% más rápido. Pero este ahorro de tiempo tiene un costo oculto:

  • Reducción del 32% en la carga cognitiva útil para el aprendizaje profundo.
  • Déficit de pensamiento crítico, reflexión personal y comprensión a largo plazo.

El equipo de MIT llama a esto “deuda cognitiva”: como la deuda técnica en tecnología, pero en tu cerebro. Cada atajo que tomamos con IA cobra intereses… en forma de menor capacidad de pensar por nosotros mismos.

Lo que las empresas están ignorando

Las organizaciones que celebran la eficiencia de la IA podrían estar construyendo equipos más rápidos, pero cognitivamente más débiles.

  • Empleados que no pueden trabajar sin herramientas.
  • Creatividad superficial.
  • Decisiones que se sienten correctas, pero carecen de profundidad o intuición.

Incluso sin saber si un texto fue generado por IA, profesores entrevistados en el estudio detectaron una sensación compartida:

“Está bien escrito… pero vacío.”

La buena noticia: se puede revertir

En una de las sesiones del estudio, los investigadores descubrieron algo fascinante:

Las personas con una base cognitiva sólida mostraron una mayor conectividad cerebral al usar IA.

Es decir, cuando el cerebro ya está entrenado, la IA no sustituye, sino potencia.

La clave no es prohibir ChatGPT o cualquier asistente. La clave es usar la IA como multiplicador, no como muleta.


¿Y ahora qué? Tienes dos caminos:

  1. Construir deuda cognitiva y volverte dependiente de la IA.
  2. Fortalecer tu capacidad mental y convertirte en alguien que multiplica su pensamiento con IA, no lo reemplaza.

MIT acaba de mostrarnos las consecuencias de esta nueva realidad.

Ahora nos toca elegir con conciencia.

Fuente: Your Brain on ChatGPT: Accumulation of Cognitive Debt when Using an AI Assistant for Essay Writing Task – https://www.media.mit.edu/publications/your-brain-on-chatgpt/